domingo, 20 de mayo de 2007

EL CINE DE TAKESHI KITANO

Takeshi Kitano (北野 武 en kanji, Kitano Takeshi ; nacido el 18 de enero de 1947) es un actor, cineasta, comediante, escritor, poeta, pintor, diseñador de videojuegos para adultos japonés. Conocido en su país principalmente como personaje televisivo y miembro del dúo cómico Two Beat (de ahí que figure como Beat Takeshi o ビートたけし en kana, Bīto Takeshi cuando actúa en películas que él no dirige; cuando dirige un filme participando o no como actor en él, firma simplemente como Takeshi Kitano). Sin embargo es su faceta cinematográfica la que lo ha hecho conocido en el resto del mundo. Su peculiar trabajo cinematográfico ha recibido el apoyo de la crítica, tanto en Japón como a nivel internacional. Como actor, se dio a conocer internacionalmente al interpretar al Sargento Hara en Feliz Navidad, Mr. Lawrence, de Nagisa Oshima. Uno de sus trabajos más elogiados como cineasta ha sido Flores de fuego. También ha interpretado y dirigido Brother (2000) y Zatoichi (2004), además de otras muchas películas. Desde abril de 2005, dicta una cátedra en la Escuela de Postgrado de Artes Visuales de la Universidad Nacional de Tokio de Bellas Artes y Música.
Las películas que Kitano ha dirigido son generalmente dramas acerca de mafiosos o la policía, caracterizadas por contar con un humor muy inexpresivo, casi estático. Comúnmente emplea largas tomas, donde parece que nada sucediera o la edición cuenta con cortes que saltan a las consecuencias de un suceso determinado. Muchas de sus películas expresan una filosofía sombría o nihilista, pero también cuentan con mucho humor y un gran cariño por los personajes. Paradójicamente, los largometrajes de Kitano parecen dejar impresiones controvertidas. Si bien superficialmente siguen la estructura de la comedia negra o del cine de yakuzas, ellos enfatizan preguntas morales y entregan mucho material para la reflexión personal. Si bien el reconocimiento que recibe en el mundo crece, el público japonés le conoce principalmente como animador de televisión y comediante. Su interpretación de Zatoichi en la película homónima de 2003 ha sido, hasta el momento, su mayor éxito comercial en el Japón. Dolls 2003 película que dirigió y en la que no participó como actor, se considera que es su obra maestra, tanto por el guión que él mismo escribió, como la puesta en escena y la fotografía hecha con una gran maestría en el tratamiento de los colores produciendo unos planos de excepcional belleza plástica.
Tras estrenar recientemente la película Takeshis' (2005) con escaso éxito de público y muy malas críticas; que le han impulsado a decidir que su próxima pelicula sea quizás la última, se encuentra trabajando en Kantoku Banzai, un nuevo film que mezcla géneros tan diversos como acción, ciencia ficción, terror o amor.
También es conocido por ser el presentador del hilarante concurso Takeshi's Castle, conocido en España como Humor Amarillo, emitido en España a principios de los 90 y que el canal Cuatro recuperó en 2005.
En los barrios marginales de Tokio, en el seno de una familia verdaderamente pobre, la mañana del 18 de enero de 1947, nace como el último de cuatro hermanos. El barrio donde se cría es Adachi ko un autentico cenagal de pobreza y hambre bañado por un río cargado de jabón y donde las familias que viven en sus pequeñas casitas cultivan vegetales entre todos para poder sobrevivir. Como la mayoría de las zonas del Tokio de posguerra, esta estaba gobernada por la mafia local, los yakuzah, y el pequeño Takeshi, que compensaba su falta de juguetes con una enorme imaginación, creció bajo la idea de que su padre (Kikujiro) era un yakuzah y se enfrentaba a bandas rivales con un traje y una pistola, cuando la cruda realidad era que su padre era un pintor con cuyo sueldo no tenía suficiente ni para dar de comer a uno solo de sus hijos. Sin embargo, eso no desanimaba a Kikujiro Kitano, un hombre muy alegre y bromista que contagiaba a todos su buen humor por muy mal que fueran las cosas. Y mientras Takeshi jugaba en el río o se perdía en el bosque, su madre, Saki, arrastraba a su hijo a que estudiase duramente, por lo que acabó estudiando ingeniería. Siendo una persona altamente rebelde y violenta, Kitano fue expulsado. Su primer trabajo, en 1972, fue de camarero en un cabaret donde se juntaban los “salary men” y los yakuzah para ver striptease y dúos cómicos (“mazais”). Más tarde, pasó a ser ascensorista dentro del mismo local, fue entonces cuando conoció al humorista “Beat Kyoshi”, cuyo verdadero nombre era Kyoshi Kaneko y que forma parte de un dúo mazai; atraído por la idea del humor, el Kitano ascensorista, cuya mayor parte del tiempo se dedicaba a subir y bajar al dueño del local, le preguntó a este si podía actuar, pero al saber que no tenía ninguna experiencia, el dueño rechazó la petición. Quiso la casualidad que, tras mucho insistir en subirse a los escenarios, la pareja de Beat Kyoshi enfermara y nadie podía sustituirle, Kyoshi que conocía al ascensorista y su pasión por el humor mazai, lo impulsó a formar un grupo llamado “The Two Beats: Beat Kyoshi & Beat Takeshi” , el grupo fue toda una revelación en el sentido del humor mazai, que, hasta entonces suponía la repetición de un sketch en el que un miembro se hacía el tonto y el otro se enfadaba. Kitano ideó una nueva manera de llamar la atención, mientras el mismo se dedicaba a pasearse entre el publico e improvisando iba insultando a los presentes por sus rasgos más llamativos, Beat Kyoshi seguía la misma ruta disculpándose y diciendo que no hicieran caso a su amigo porque estaba borracho o porque era un tonto, al final, Kyoshi comenzaba a sermonear a Kitano que fingía desmayarse por el alcohol o se hacía el dormido. El éxito fue al que ambo acabaron formando un programa de televisión que el propio Kitano acabó dirigiendo en la NHK, corría el año 1974 y “The Two Beats” eran los cómicos de moda. El gran acierto de Kitano fue cambiar por completo el contenido del programa, que se llamó “Takeshi´s Castle” y donde la pareja cómica hacía de dos señores feudales, encerrados en su castillo, que estaba siendo invadido por tropas hostiles (concursantes de todas las edades, sexos y zonas del país) pero para entrar en el castillo había que realizar todo tipo de pruebas a cuál más estúpida, donde los participantes acababan lesionados, encharcados, llenos de barro y cualquier otra perrería, mientras Kyoshi y Kitano se burlaban de ellos por inútiles desde su castillo Khon todo tipo de comentarios graciosos. El programa se hizo tan famoso que cruzó fronteras, siendo en EEUU, Alemania y España todo un éxito de masas (aquí, bajo el nombre de “Humor Amarillo” emitido por Telecinco a principios de los 90).

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no puede evitar ser testigo de que se presenta ante él una red que mediante pequeños y minuciosos detalles dan luz a obras más grandes y destacables, uno no puede analizar un texto si no conoce le lenguaje, ni puede comprender un cuadro si no distingue los colores, del mismo modo, uno no puede comprender las películas de Takeshi Kitano si no comprende los elementos claves que la forman: los personajes. Y es que, a la hora de hablar del realizador nipón, los que no han sabido ver el trabajo de un gran autor, sacan como primera apología de su postura la reiteración de argumentos, y , especialmente, de personajes a lo largo de toda su filmografía. ¿Acaso el escritor no se ve limitado por un número de palabras determinadas en el idioma que usa?¿No parten todos los pintores de los mismos colores?. Kitano hace uso de sus personajes, sacados de una paleta básica, y explora su comportamiento, de ahí que figuras como el yakuzah o el policía corrupto, que chocan con otros personajes más jóvenes y más inocentes.

¿Qué tendrán en común un niño que busca a su madre, un samurai ciego que lucha por dinero, un yakuzah en sus últimos días en la playa y un policía que planea un robo? En principio, son personajes totalmente diferenciados, pero Kitano sabe introducirlos en su mundo de vacíos y silencios a través de comportamientos comunes a todos ellos. Un rasgo particular a todos es su afición al juego; ya sea de manera infantil (los juegos de Kikujiro), de una manera más adulta (la afición a los dados de Ichi), de una manera peligrosa (la ruleta rusa en “Sonatine”) o referente al deporte (el baseball en “Boiling Point”, el surf en “escenas frente al mar”, el boxeo en “Kids Return” y el baloncesto en “Brother”). Los personajes buscan el juego con una doble intencionalidad: como elemento conciliador para la participación de sus compañeros o como vía de escape a su infancia reprimida y a su niño interior que no ve con buenos ojos las vidas que llevan y se expresa mediante la inocencia y las bromas. Y del juego deriva el juguete, los personajes de Kitano usan y abusan de su juguete rindiendo un culto fetichista a los objetos que más los representan (la pistola en “Violen Cop”, el álbum de fotos de Masao en “el verano de Kikujiro”, las flores muertas o la cometa en “Hana-Bi”, el bastón de “Zatoichi”) y que son los verdaderos espectadores de la historia, testigos presénciales de los hechos, como la tabla de surf abandonada en “escenas frente al mar” o los personajes convertidos en muñecos en la evocadora “Dolls”. ¿Y porque recurrir al objeto? Porque notan un vacío en sus vidas, todos y cada uno de los personajes de Kitano son seres tristes, meras carcasas que resisten a dejarse morir a la espera del algo que les satisfaga, como flores muertas a las que alguien continua regando, lo mismo que se ve en “Hana-Bi” el policía de “Violent Cop” es un tarado, un imbecil sin sentimientos que no duda ni en disparar a su propia hermana no hay nada dentro de él que no sea odio, ira y rencor; El chico de “escenas frente al mar” vive solo por y para el surf, sin sentir interés por nada más, “Boiling Point” es solo un sueño sin sentido, la búsqueda de la emoción en una vida marcada por el aburrimiento, los yakuzah de “Sonatine” malgastan el tiempo en bromas porque no tienen aficiones ni nada en lo que entretenerse que no sea su trabajo, el policía de “Hana-Bi” vive preso de la culpa y quiere remediarlo con dinero trazando un plan de robo que el sabe como imposible pero que termina resultando, el amor en “Dolls” es un amor condenado al fracaso y al sufrimiento, ¿por qué Anniki ayuda a su hermano, al que le estaba pagando la carrera, a convertirse en delincuente?¿Porque libera a alguien que acabará matándole? Anniki no escapa a su inexorable destino y deja que las cosas sigan su curso, solo se permite el lujo de alargar espera y reírse a cuenta de los demás, Ichi el samurai no se queda a ver la celebración del pueblo que hacen en su honor porque cree que no se la merece, se considera a si mismo el tipo de escoria contra la que lucha, se considera un asesino tanto o más cruel que sus enemigos.

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Esa falta de cariño y su actitud inmadura derivan en la violencia; se ha dicho mucho sobre la violencia en el cine de Kitano, en primer lugar es necesario advertir que dicha violencia no es para nada gratuita, el humor y la violencia tienen como misma raíz el salvajismo extremo de su obra, el director nipón es un máxime defensor del nihilismo y se sirve para expresarlo de la violencia paroxista en toda su gama, todo parte del desencantamiento y la frustración, del mismo vacío que sienten los personajes que no encuentran su lugar, también parte de conceptos que surgen del mismo modo de vida japonés, como el estrés, la antisociabilidad y la falta de aprecio al prójimo; Japón es un lugar de vidas rápidas y egoístas, Y Kitano aprovecha esa locura y la concentra en ira ficticia que sus espectadores observan con pasión ya que el mero hecho de verla les lleva a no desearla y sin reprimirlos, el efecto que produce es el de desquite de todo los pesares. Cada uno de los japoneses ve en las victimas de estas películas a su jefe, su maestro o cualquier ejemplo de autoridad y aplauden la rebeldía de Kitano, una lucha antisistema que ellos no quieren llevar a la práctica porque se ven reflejados en esos personajes grises y consideran que sus alter egos ya han hecho bastante.



Kitano levanta pasiones, tanto en el mal como en el buen sentido, y para muchos es un maestro que no solo ha ido mejorando y aprendiendo con el tiempo, si no que nos ha hecho partícipes y colaboradores de su viaje hasta llegar a la maestría absoluta, siendo fiel a sus principios por muy polémicos que sean; y para otros no es más que un charlatán, un loco que nos toma el pelo con películas largas, sin diálogos y donde siempre pasa lo mismo, salpicándolo con un poco de sangre para que parezca interesante. ¿Es un genio o un engaño? Yo no puedo responder a esa pregunta, pero puedo darles mi opinión, aunque lo mejor es que se formen la suya propia y decidan ustedes mismos su postura. Y es que, si hay algo que provocan las películas de Kitano, ya sea para defenderlas o atacarlas, es hablar de ellas.

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